LA ILUMINACIÓN EN LA FOTOGRAFÍA
La iluminación en fotografía consiste en dirigir y rebotar luz hacia un objeto con la intención de que ésta pueda ser registrada por una película, un sensor electrónico CCD o CMOS. La luz resulta fundamental en la fotografía ya que sin ésta no es posible plasmar una imagen. Aparte de ser un factor físico imprescindible en el proceso fotográfico, la luz posee una función plástica de expresión y modelado que confiere un significado y un carácter tal, que muchas veces ella sola determina la calidad de una fotografía, aunque esto depende del gusto del fotógrafo y la técnica que él mismo emplee.
La luz tiene dirección y calidad, la dirección la determina donde está colocada la luz en referencia con el sujeto, por ejemplo si se encuentra en un ángulo de noventa grados del sujeto es una luz lateral, si se coloca frente al sujeto entonces se conoce como luz frontal, si se encuentra ubicada detrás del sujeto y hacia la cámara es una iluminación a contraluz. La dureza o suavidad de la luz, viene determinada por la relación entre el tamaño de la fuente de luz y el tamaño del sujeto a fotografiar y no es una propiedad inherente a la propia luz. En un día soleado se producen sombras duras, al ser la superficie del sol, pequeña en comparación al sujeto. En cambio un día nublado, produce una iluminación más suave, ya que las nubes, aumentan el tamaño de la fuente de luz. Una iluminación básica en la técnica de retrato consiste en el uso de cuatro luces: principal, relleno, de recorte y de acento. Por otro lado, la iluminación de artículos o productos, utilizada frecuentemente en publicidad, requiere de diversas técnicas de iluminación dependiendo de la textura y forma del objeto a fotografiar. Un ejemplo claro son los artículos hechos de material de vidrio, ya que requieren de un control específico en la posición de la luz para acentuar su figura, volumen, textura y color.
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